Wheatgrass – Parte I
¿Qué hay dentro de él para ti?
Parte I – 50 años de investigación
En 1940, en la reunión anual de la Sociedad Química Americana, los doctores Kohler, Schnabel y Graham presentaron información sobre las propiedades nutricionales de los pastos de cereales. Informaron que estos contenían altos niveles de una variedad importante de nutrientes; vitaminas, minerales, 25 % de proteína de alto valor biológico y además, la calidad era alta y consistentemente pareja entre los pastos de trigo, cebada, centeno y avena cuando eran cosechados en estado de maduración.
Debido al elevado costo que tenían los alimentos de calidad en aquella época, un importante porcentaje de la población de EE.UU. tenía deficiencias nutricionales. Por esto, y como una forma económica de abastecer a la gente con aquellos nutrientes ausentes, los investigadores recomendaron los pastos de cereales, dado su alto contenido vitamínico en comparación con los vegetales que se solían consumir.
Los pastos de cereales deshidratados que se usaron más comúnmente fueron llamados Cerophyl; un alimento “aceptado” por el Comité de Alimentación de la Asociación Médica Americana en 1939, reconociendo su valor como una rica fuente de caroteno, vitamina K, Factor del Jugo del Pasto, vitamina C y del complejo B.
Sin embargo, durante la década de 1950 las industrias químicas y farmacéuticas comenzaron a jugar un rol más importante en la producción y distribución de alimentos. Surgieron las vitaminas sintéticas en píldoras y la adición de nutrientes artifciales a los productos alimenticios. Con esto, los alimentos nutritivos como el Cerophyl se tornaron menos populares.
La experiencia de la Dra. Wigmore con los Pastos de Cereales
Los años sesenta y setenta fueron tiempos de cambios sociales y de aumento de la conciencia medioambiental alrededor del mundo. Esto dio lugar a un reavivado interés en los alimentos y terapias “naturales”. Así, en Boston, la Dra. Ann Wigmore, comenzó a investigar y redescubrir el valor de los pastos de cereales como alimento y agente terapéutico.
Cuando era niña la Dra. Wigmore (1909-1993), vio a su abuela usar pastos para sanar las heridas de soldados durante la Primera Guerra Mundial. Treinta y cinco años más tarde, cuando su propia salud comenzó a deteriorarse, ella recordó los remedios de su abuela, y comenzó a cultivar y masticar las hojas tiernas de Pasto de Trigo (Wheatgrass).
En poco tiempo logró recuperarse de un antiguo problema de colitis, que había sido médicamente “incurable”, y aumentó considerablemente sus niveles de energía. Por esto, comenzó a darle jugo de Wheatgrass a sus vecinos viejos y enfermos, y en cuestión de semanas, “todos ellos se levantaron de la cama y llegaron a ser más activos que en años”, afirma la doctora.
En 1968, la Dra. Wigmore fundó en Boston el Instituto de Salud Hipócrates, un centro para tratamientos y educación. Aquí comenzó a tratar las enfermedades degenerativas crónicas con jugo de pasto, junto con una dieta basada principalmente en alimentos crudos, encontrando curas para enfermedades que habían sido consideradas incurables por los doctores.
Una de estas famosas curas es descrita por Eydie Mae Hunsberger en su libro “Cómo Conquisté el Cáncer Naturalmente”. Y de acuerdo a la Dra. Wigmore, el Wheatgrass usado en su programa contenía ácido abscísico y laetrile, ambos con posible actividad anticáncer.
Quizás el más famoso “huésped” de la Dra. Wigmore es Viktoras Kulvinskas, científico de la informática, quien llegó a su Centro en 1969 a la edad de 29 años, sufriendo de úlceras, artritis y dolores de cabeza. Después de una notable recuperación, Kulvinskas se convirtió en co-director del Centro. Allí trabajó con los huéspedes 6 investigó los beneficios salutíferos del Wheatgrass y de los alimentos crudos. Su libro “Sobreviviendo en el Siglo XXI”, se ha convertido en un clásico en el campo de los alimentos naturales. Hoy, Kulvinskas continúa trabajando, escribiendo y dando charlas como defensor de los alimentos verdes y del despertar hacia la conciencia en la salud.
Según la propia experiencia de la doctora con sus huéspedes, los pastos tiernos y otras plantas ricas en clorofila son un tratamiento seguro y efectivo para muchas enfermedades degenerativas crónicas, como breve reseña; hipertensión, algunos tipos de cáncer, diabetes, gastritis, úlceras, problemas de hígado y páncreas, fatiga, anemia, asma, constipación y muchas otras.
“El arte de sanar proviene de la naturaleza no del doctor. Por lo tanto el doctor debe partir desde la naturaleza y con una mente abierta.”
Paracelso (1493-1541) GS
Fuente:
Parte del Capítulo II
del libro Cereal Grass What’s in it for you!
3era. Impresión 2003
Por Ronald L. Seibold, M.S.
Kansas